jueves, 18 de septiembre de 2014

Protegiendo la mochila

Recientemente se han sucedido las noticias de robos en albergues, móviles, carteras, cámaras e incluso ropa. Es un fenómeno que acompaña al peregrino ya desde los tiempos del Códice Calixtino y ante los que el peregrino debe estar siempre atento.

No está nunca de más preguntar al hospitalero, revisar foros del Camino, grupos de Facebook y demás fuentes de información por posibles hurtos previos o que se tenga conocimiento de la presencia en la zona de los sospechosos habituales.

En cualquier caso, cada uno de nosotros debemos ser los principales protectores de nuestras cosas de valor, y, en segundo lugar, velar por las de nuestros compañeros peregrinos. Estar un poco atentos a gente comportándose de manera extraña, buenos, digamos sospechosa, que todos nos comportamos de manera un poco extraña, tampoco viene mal.

A colación de todo esto, hoy me llegó una anuncio cuando menos curioso, se trata de una malla para asegurar el contenido de la mochila.


Según el anuncio (Malla Pacsafe) pesa 500 gramos incluyendo el candado, un poco elevado para lo que buscamos en nuestras mochilas, pero quizá haya alternativas más ligeras. Es válido para mochilas de entre 22 y 55 litros.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Día 21 A Laxe - Ponte Ulla

Un mal día lo tiene cualquiera y hoy me ha tocado a mí. Así que me ha tocado seguir el consejo que tantas veces he dado, y tras empezar la jornada de hoy y recorrer diez kilómetros, al llegar a Silleda he tenido que parar y descansar el resto del día.

Le debo al Santo 18 kilómetros, y espero recuperarme lo suficiente para poder llegar mañana a Santiago sin más contratiempos. 



miércoles, 3 de septiembre de 2014

Día 20 Oseira - A Laxe

Todavía era noche cerrada al salir del albergue. Es increíble lo que han acortado los días que al principio saliendo a las siete como hoy no era necesario encender el frontal para ver.

He de volver a la ruta "oficial" del Camino y para ello es necesario salir del valle en el que se encuentra el Monasterio. Se hace esto por un sendero casi montañero sobre grandes piedras y canales de agua con piedras sueltas. 


Prácticamente al salir del valle para iniciar el descenso a la N-525, inseparable compañera en el Sanabrés, como la N-120 lo es en el Francés, encontramos un monolito indicando que Santiago de Compostela empieza a estar cerca. 

Al llegar a Castro Dozón, la variante de Oseira se fusiona de nuevo con el recorrido programado y empiezo a ver de nuevo los tradicionales mojones con la baldosa con la vieira. Algunas guías se empeñan en poner de referencia estos mojones con el kilometraje que deberían llevar marcado cuando haces años que lo arrancaron. 


A este lado del valle, la niebla me rodea y durante la mayor parte del recorrido apenas puedo ver unas decenas de metros más adelante de dónde estoy pisando. Con la niebla viene una bajada de temperatura de unos diez grados.


El cuerpo empieza a estar agotado y protestar de todas las maneras posibles. El esfuerzo físico ha sido importante y el calor de los últimos días han dejado su marca y su aviso. La previsión para los próximos días parece que será benévola como hoy, por contra, tocará lidiar con mucho más asfalto.

martes, 2 de septiembre de 2014

Día 19 Orense - Oseira

La noche será recordada como el intento de un grupo de peregrinos por dormir dentro de un horno de asar pollos. La ola de calor en Orense hicieron que el dormitorio del albergue estuviera a 32º a las diez y media de la noche. 

Muchos pensaron que había que salir de allí cuanto antes y a las seis menos cuarto se empezó a oír el ruido de mochilas y bolsas. Ante la posibilidad de dormir más, veinte minutos después me uní al coro orensano de madrugadores mochileando. 


Tras cruzar el Miño (y desayunar con los alemanes que sospecho que hoy se han quedado atrás) el recorrido inicia una constante ascensión para salir del valle del río, que, avanzada ya la madrugada permitía tener una magnífica panorámica de la ciudad. 


Poco a poco me fui encontrando con la disputa entre dos pueblos para llevarse el Camino por su lado. Opté por ir al Monasterio de Santa María de Oseira, y no me arrepiento. El lugar es espectacular, casi daba la sensación de convertirse en Guillermo de Baskerville. 


Como he dicho antes, da gusto cuando hay hospitalero en el albergue (también lo había en Orense). La visita al Monasterio es espectacular, José, el guía, se ha molestado en enseñarme después la fantástica biblioteca que están reconstruyendo (el Monasterio fue una de las víctimas de la Desamortización de Mendizabal) y el proyecto que están llevando a cabo para crear una Biblia ilustrada y comentada en formato electrónico.


Sigo coincidiendo con los tres polacos y tiene toda la pinta de que llegaremos juntos a Santiago. 

lunes, 1 de septiembre de 2014

Día 18 Xunqueira de Ambía - Orense

Existe una regla de oro que pocas veces falla: La llegada a una ciudad significa que el recorrido atravesará un polígono industrial. Orense no faltó a su cita y el trayecto de hoy discurre por el polígono San Cibrao antes de Reboredo. 

Los núcleos urbanos con catedrales soportaron y promovieron durante muchos años la peregrinación, y no me cuesta imaginar que el shock del peregrino medieval tras semanas de sendas y caminos fuera muy diferente del actual ante el bullicio de vehículos y gente.


Todavía recuerdo la agobiante sensación de Segovia en pleno sábado subiendo desde el acueducto hasta la catedral. Hoy no ha sido para tanto, había menos gente, más coches y el aburrimiento de tener que parar y esperar en los semáforos. 


Pero antes de todo eso tuve el gusto de andar por el arcén de una carretera secundaria mientras era testigo de que en esta zona, más que en cualquier otra de España, los intermitentes son un extra en los coches que nadie adquiere y que una señal con un número sobre fondo blanco rodeado de un círculo rojo significa velocidad mínima obligatoria.

Circular por el arcén en algunos tramos exige el dominio de una cuarta dimensión desconocida para el común de los peregrinos. 


Hoy tomé el mejor desayuno de toda la peregrinación justo a la salida de Xunqueira y la mejor comida a cincuenta metros del albergue de Orense. Menos mal que el consumo de calorías es alto, si llegaría a Santiago como un botijo.