La subida es espectacular, a caballo entre dos valles. De me hizo más dura que la de A Canda, quizás por hacer más calor o por el fantástico concierto que la orquesta Savia Nueva celebró junto al albergue de Laza de una menos cuarto a cuatro y media de la mañana.
Tras coronar Requeixada, nueva parada para conocer el bar de Luis Sande en Alberguería y firmar una de sus vieiras, que me ha confesado tras diez años recogiéndolas se está quedando sin sitio dónde ponerlas.
Tras dejar a Luis, el camino se empina de nuevo levemente, y en ese tramo me he encontrado con una prueba de bicicleta de montaña que venía en dirección contraria, ellos bajando y yo subiendo, y he pasado un rato entretenido dándoles los tiempos de ventaja que les llevaba el que les precedía.
Ellos al grito de "peregrino a la derecha" se han cuidado de evitar cualquier clase de accidente. No hay nada como sentirse identificado al grito de "PEREGRINO". Una falta leve a la organización de la prueba, que la ha señalizado para los ciclistas pero nosotros no teníamos aviso alguno.
En ocasiones vuelvo la vista atrás y veo el camino recorrido, ese que según Machado no volveré a pisar. Quizá sea cierto, será otro polvo, arena, barro o asfalto. Habrá otras huellas. Me acompañará otra gente. Jamás volveré a pisar el mismo camino.