viernes, 30 de agosto de 2013

Jornada 12. Santo Domingo de la Calzada - Belorado

Un día en la vida de cualquier peregrino es bastante sencillo, suele empezar a las cinco de la mañana, cuando otros peregrinos deciden que es hora de despertarse. Este pequeño movimiento de uno o dos peregrinos suele provocar un despertar en cascada del resto de peregrinos en todo el albergue. 

A partir de ahí, un pequeño desayuno, que puede variar de unas piezas de fruta hasta los que aprovechan la cocina del albergue para prepararse un desayuno continental completo. Tras el desayuno, recoger la mochila, intentar meter el saco en su pequeña bolsa, lavarse los dientes, ponerse los calcetines revisando que no queden arrugas y calzarse. 


Unos breves estiramientos, y andar, andar, andar. Un café a mitad de etapa y vuelta a andar, andar, andar y un poco más de andar. En el tiempo que el peregrino está andando puede aprovechar para hablar con otros peregrinos, pensar en por qué está caminando, rezar, dolerse, saludar a la gente de los pueblos...

Al llegar al pueblo en el que quiere quedarse, puede encontrarse con albergue todavía cerrado y le toca esperar o que el albergue esté completo y tenga que volver a andar. Las tardes del peregrino están igualmente cargadas de actividades, pero las revisaremos más adelante. 

Hoy hemos recibido la introducción a lo que nos espera los próximos días, la carretera N-120 a un lado y campos de trigo segados al otro, largas rectas y pueblos medio escondidos tras pequeñas lomas, un paisaje que invita a la reflexión y a los fuertes de mente y espíritu. 

jueves, 29 de agosto de 2013

Jornada 11. Nájera - Santo Domingo de la Calzada

El albergue municipal de Nájera se convirtió rápidamente en un centro de curación de primera instancia para peregrinos con ampollas en la pies. Una de las hospitaleras voluntarias empezó a revisar, esterilizar, pinchar, vaciar y curar ampollas en los pies que se ponían a su alcance.

Cuando vea esas escenas de peregrinos curándose, con el betadine corriendo a raudales, siempre me vienen a la memoria imágenes de películas bélicas y sus grandes hospitales de campaña. 

Las ampollas por sí solas no son un gran riesgo para la salud del peregrino, pero una ampolla mal curada puede infectarse rápidamente y dar al traste con nuestro peregrinaje. También hay que evitar forzar nuestra forma de andar por causa de las ampollas porque podemos provocarnos una tendinitis.


Si algo puedo decir este año, hasta la fecha, es que las ampollas me están respetando los pies. Las zapatillas que me he traído son muy suaves y frescas, y las he usado bastante antes de empezar el camino. 

Hoy pudimos ver como se van quedando atrás los cultivos de uva, sustituidos por los campos de cereales, que salvo alguna excepción, nos acompañarán a diario hasta pasado León dentro de diez días. Tras los últimos días de etapas que hacen eternas, el recorrido de hoy se hace hasta fácil.

Hace unos cuantos días que no pongo un video, así que como estoy cogiendo fama de andar muy rápido, aquí os propongo este: http://youtu.be/IxuThNgl3YA

miércoles, 28 de agosto de 2013

Jornada 10. Logroño - Nájera

A lo largo de todo el Camino de Santiago, existen cuatro tipos de jornadas que se hacen largas casi eternas para los que caminamos cada día:

- En primer lugar las que sobrepasan los 28 kilómetros. A partir del kilómetro 25 el cuerpo te pide a gritos que pares. Esta es la que más varía de peregrino a peregrino, depende de la forma de cada uno.
- En segundo lugar, aquellas cuyo pueblo o ciudad en la que terminan se ven desde muy lejos. Por más que andas, aquello parece estar siempre a la misma distancia. La jornada de ayer con final en Logroño es un ejemplo.
- En tercer lugar, aquellas cuyo pueblo o ciudad en la que terminan no se ve hasta que entras en la plaza mayor del pueblo. Sabes que el pueblo tendría que estar ahí, pero no lo ves. La llegada a Estella es de este tipo. 
- Por último, los días en los que te encuentras con algún problema físico o bajo de moral, aunque sólo se trate de recorrer diez kilómetros, se convierte en un ultramaratón. 


Por supuesto que estos cuatro supuestos son combinables, para hacernos la experiencia un poco más dura en el momento que menos lo esperas. Aunque nada tiene esto que ver con las trece jornadas que propone el Códice Calixtino para recorrer el Camino. 

Seguimos por tierras de La Rioja, en una de las jornadas más largas de las que hemos recorrido hasta ahora. La combinación de caminos de arena prensada y asfalto machacan sin piedad la planta de los pies y las articulaciones.

martes, 27 de agosto de 2013

Jornada 9. Los Arcos - Logroño

Mientras recorría los infames últimos kilómetros hasta Logroño, pensaba a la vez en la clase de tortura que infligirían en la Edad Media al que decidió asfaltar los últimos cinco kilómetros y pintarlos de rojo, así como en la gente que recorremos actualmente el Camino y los que lo hicieron siglos antes que nosotros.  

Lo peor de la entrada a Logroño es que la pintura roja no se ha mantenido y ahora parece más una vía que tiende al rosa y el responsable de la idea estará feliz en el salón de su casa, no habiendo caminado nunca sobre asfalto con una mochila a sus espaldas y botas en su vida. 


Respecto a los que caminamos y hemos caminado, como norma venimos con algo en la cabeza por resolver. Ya sea una búsqueda religiosa, espiritual, emocional o de cualquier otro tipo esperamos que el esfuerzo físico y un destino claro nos ayuden a buscar las respuestas tras las que andamos. 

Incluso los que vienen por simple turismo, sin más objetivo que pasárselo bien, si pasan suficientes días en el Camino, acaban abriéndose y descubriendo primero los "demonios" que llevan en su cabeza y la alternativa a esos problemas si prestan atención. 

lunes, 26 de agosto de 2013

Jornada 8. Estella - Los Arcos

Una buena noche de sueño te deja como nuevo, o casi como nuevo, y la misma distancia que ayer se hizo eterna, hoy la recorro como si nada. Al final tardo el mismo tiempo, pero en mi cabeza hay una diferencia de horas. 


Los pocos peregrinos que empezamos en Somport y Canfranc hace hoy una semana nos incorporamos poco a poco al grupo que viene de Saint Jean y Roncesvalles. Son bastantes los que ya se han vuelto para casa, Inés, María, Pascal, Frederic, Marie, Jesús, Belén...

Me pidió ayer Jose, la peregrina italiana, que escribiera sobre la despedida y separación de los peregrinos durante el Camino. Hay muchos peregrinos que por disponibilidad de días sólo realizan parte del Camino, otros que tienen que abandonar por lesión y, en algunos casos, andar cinco kilómetros más o menos un día hace que no vuelvas a ver a alguien.

Compartir el Camino con alguien, aunque le acabes de conocer o sólo por unos días, crea vínculos muy fuertes que no seré capaz de explicar, pero que al separarse generan una gran sensación de vacío tanto en el que se marcha como en el que sigue caminando.


Yo me he encontrado en las dos situaciones. Cuando te marchas es muy habitual que pienses en que albergue se quedarán tus compañeros, o lo bien que lo van a pasar al entrar en la Plaza del Obradoiro. Por contra, cuando eres la parte que continúa, te encuentras con situaciones en las que sabes que la otra persona reaccionaría de una manera u otra.

Ayer, al despedirse, Frederic me dijo: "Espero que encuentres lo que estás buscando". Será el primero en saberlo cuando lo consiga. 

domingo, 25 de agosto de 2013

Jornada 7. Puente La Reina - Estella

El peso en las piernas de la distancia recorrida los dos días anteriores y la falta de sueño de cierta calidad me pasaron factura hoy, cuando la distancia recorrida es de las más cortas hasta ahora en un día. La mente a veces juega malas pasadas y esperando terminar la etapa con los primeros pasos. 


En mi forma de entender la peregrinación está el cargar uno mismo todo aquello que necesita. Obviamente, el peregrino medieval apenas llevaría carga comparado con todo lo que llevamos actualmente, no tendría ni mudas de ropa, ni saco de dormir extra ligero, ni unas chanclas para la ducha. Esta auto exigencia de cargar con la mochila es una forma de simplificar la vida en todo lo que pueda. 

El día que no tenga fuerzas para llevar la mochila es el día que tendré que abandonar.

Hoy me queda por resolver un misterio, ¿para qué se levantan muchos peregrinos a las cinco de la mañana si a las seis y cuarto siguen en el albergue?


sábado, 24 de agosto de 2013

Jornada 6. Monreal - Puente La Reina

El Camino Aragonés desemboca en Puente La Reina, para unirse con el Francés. Si fueran ríos, el Francés es el Amazonas y el Aragonés poco más que el Manzanares. En apenas media hora en la que he compartido recorrido con el Francés he visto más peregrinos que en los seis días anteriores todos juntos.


El Camino Aragonés es un gran recorrido si quieres caminar en soledad, como ha sido mi caso, descubrir pequeños reductos con buenas intenciones hacia el peregrino, como en Arrés, y preparar el cuerpo para lo que queda sin las prisas del Francés.

Pero también es un recorrido agreste para el peregrino, los servicios son caros, los albergues escasos, los pueblos están todavía de espaldas al peregrino, no sabría decir si es un trayecto que está empezando a crecer o si está en fase decadente en espera de un nuevo Año Santo que lo vuelva a impulsar. 


Dos últimos comentarios, Antón Pombo, el autor de mi guía, debería actualizar algunos de los mapas del Camino Aragonés que contienen erratas, y a los encargados de poner el kilometraje en el tramo que discurre por Aragón hay que regalarles un GPS.

Al estar hoy en Puente La Reina no se me ocurre mejor canción que esta de Simon & Garfunkel: http://youtu.be/GYKJuDxYr3I

viernes, 23 de agosto de 2013

Jornada 5. Sangüesa - Monreal

El Camino tiene sus momentos buenos y sus momentos malos.

Hoy, después de unos cuantos kilómetros largos en solitario, me encuentro en el albergue a los que se quedaron durmiendo mientras todos salíamos. Ese es un momento malo, en el que quieres mandarlos a todos a freír espárragos por ocupar las camas de los que vienen andando. Afortunadamente un peregrino muy sabio me dijo que allá cada uno con su conciencia. 

Los momentos buenos suelen venir después de un momento malo. Llegando a Sangüesa, al ir a coger algo de la mochila, me doy cuenta que una pequeña bandera de España que llevo colgando de la mochila se ha caído. Lanzo tres o cuatro maldiciones en arameo y continúo andando. No es cosa de desandar 25 kilómetros para buscarla. Pero, y aquí está lo grande de todo esto, al volver de comer, uno de los peregrinos franceses, Frederic, me dice que ha encontrado algo que sospecha que es mío. 


Hoy me empezó a molestar la planta del pie izquierdo saliendo de Rocaforte, sospecho que tengo que dejar de saltar de la litera de arriba al suelo, me tomé un Ibuprofeno y me salté una de mis normas básicas: me puse a escuchar música. Necesitaba distraer el cerebro de la molestia en la planta del pié.

Esto ha generado dos buenos momentos, el primero al coronar un montecillo con esta música:  http://youtu.be/sAf9tFiy24s. El segundo, mientras paseaba por un prado junto a una valla de espino y sonaba esto otro: http://youtu.be/borbm2f6k_Y

jueves, 22 de agosto de 2013

Jornada 4. Ruesta - Sangüesa

Los que somos de ciudad y hemos visto la vida en el campo por la televisión, siempre pensamos en el típico gallo sobre una valla recibiendo el nuevo día y despertando a todos los habitantes de la granja. No hace falta pasar muchos días en el Camino para darse cuenta que los gallos no madrugan tanto como los Corn Flakes nos han hecho creer.

Para cuando se oyen los primeros cacareos, codornices y perdices llevan horas jugando con cazadores y perros, como el gato y el ratón, por los campos de cereales de cualquier lugar de España. Y los peregrinos llevan deambulando horas por caminos y carreteras. Mientras todo eso ocurre, el gallo duerme tranquilo en el gallinero.


Lo que no es mito ni leyenda son los problemas en los albergues. No seremos más que treinta peregrinos intercalados en este tramo del Camino Aragonés, nada que ver con la marabunta que nos encontraremos en dos días al encontrarnos con los peregrinos del Camino Francés, pero las infraestructuras son menos y la distancia entre albergues mayor. 

Cuando te dicen que no hay sitio en pleno mes de Agosto, miras al Sol, al asfalto en ebullición bajo tus pies, te pasas la lengua por los labios que rascan como una cerilla a punto de encenderse y preguntas al hospitalero por el próximo albergue o alojamiento alternativo.

Siempre hay alguien que pierde los papeles y exige explicaciones, normalmente a voz en grito, al pobre hospitalero. Cuando me encuentro en esas situaciones una frase que se ve en muchos albergues me viene a la cabeza: "El turista exige, el peregrino agradece".

Para terminar, un tema de Bon Jovi para los que andan renqueantes y con dolor en las piernas: http://youtu.be/6aO-A_QVgS4

miércoles, 21 de agosto de 2013

Jornada 3. Arrés - Ruesta

Uno de los problemas que me estoy encontrando es que al escribir esto a media tarde, me dejo por comentar algunas cosas importantes, porque pasan después de redactar esta breve crónica, o porque me olvido. Son tantas las cosas que ocurren que es muy complicado extraer dos o tres detalles para compartirlos.

Por ello no quiero dejar pasar  que la cena comunitaria ayer en el albergue de Arrés fue espectacular, precedida de un gran anochecer (gracias Patxi) en la roca del pueblo junto con todos los peregrinos que hicimos noche en el albergue. El trabajo de los hospitaleros voluntarios, Manuel y Juan, (Nieves el 15 de agosto hubo cambio de hospitaleros) es fantástico al hacer de la acogida a los peregrinos un auténtico placer. 


Sigamos con el día de hoy, una etapa larga, y con una de las pesadillas del caminante, un largo tramo de carretera bajo un sol de justicia casi llegando a Ruesta. Los pies se recuecen en la bota y, normalmente, al caminar junto a la cuneta andas forzando un poco el pie izquierdo.

Para concluir, después de lo que costó el final de la etapa de ayer, hoy he acabado mucho mejor, el cuerpo se va acostumbrando al tute que le estoy dando y me voy sintiendo más cómodo andando con las zapatillas. Les queda por pasar la prueba de fuego de la lluvia. 

martes, 20 de agosto de 2013

Jornada 2. Jaca - Arrés

Me está recordando mucho esta parte del Aragonés al Primitivo, aunque no tiene tantas cuestas ni parques eólicos. Prácticamente no me he cruzado con un sólo peregrino en todo el recorrido de hoy aunque el pequeño albergue de Arrés se ha llenado al final de la tarde.

Hoy he salido de Jaca con los primeros rayos de sol. El albergue ya estaba medio desalojado, pero sospecho que mucha gente se ha ido por el trayecto que llevaba por el Monasterio de San Juan de la Peña, y por ello he llegado el primero al albergue de Arrés.

Mi sombra convertida en jirafa
El albergue de Arrés es uno de esos pocos que todavía funcionan con donativo y ofrecen cena y desayuno para los peregrinos. Espero poder dormir un poco mejor que ayer, ya que creo que al terminar tan tarde de andar me costó coger el sueño. 

Hay cuatro grandes momentos en cada día en el Camino, quitarse la mochila, quitarse las botas, la ducha y el desayuno. Cada día disfrutas más de uno u otro según te encuentras o las sensaciones que has tenido. Hoy necesitaba un buen desayuno y ha sido del todo imposible. Al salir del albergue estaba todo cerrado en Jaca, y las alternativas a lo largo de la ruta implicaban un desvío que mis piernas no estaban por la labor de abordar.

lunes, 19 de agosto de 2013

Jornada 1. Canfranc Estación - Jaca

Llegué a Canfranc Estación con retraso, culpa del "Canfranero", no mía, y perdí el autobús a Somport. Cambio de planes al canto, mejor ponerse a andar que esperar tres horas al siguiente autobús. Según mis planes, con esto gano un día sobre mi planificación inicial, puesto que habría dormido en Somport o en Canfranc Estación, nunca habría llegado a Jaca el primer día.


Así que, tras una rápida visita a la Oficina de Turismo, localicé un bar para engullir un bocata, y monte para abajo hacia Jaca. Claro que lo de monte para abajo según lo ponen las guías y la realidad es siempre relativo (esta noche tendré pesadillas con la última cuesta antes de Jaca). Las bajadas, afortunadamente, han sido bastante tendidas, y no he necesitado la rodillera para proteger los ligamentos. 

El paisaje es espectacular, y salvo los habituales cruces en zonas sin visibilidad de la nacional, es fácil acabar ignorando el tráfico y disfrutar del sonido del río corriendo por el valle.

El albergue municipal de Jaca me ha sorprendido por lo bien montado que está y lo agradable que es la hospitalera. El precio un poco por encima de lo que es la media de los albergues que recuerdo de mis otros caminos. Está bien ubicado cerca del centro, aunque como he llegado un poco tarde, casi me cierran el super para comprar algo para cenar.

Ahora sólo queda ir desentrañando los misterios de este Camino. ¿Qué hago aquí? ¿Aguantaré? ¿Aguantará el calzado elegido? ¿Quiénes son mis compañeros de albergue?

Jornada 0. Madrid - Canfranc Estación


Sale el AVE de Atocha, son las seis menos diez de la mañana, y creo que soy el único pasajero con un palo de metro ochenta entre mis pertenencias.

Me dirijo a Canfranc-Estación, dónde según me baje del tren empezaré a andar ladera abajo hasta Jaca. Todavía tengo que cambiar de tren en Zaragoza tras un par de horas de espera.

Es la primera vez que voy a tratar de ir relatando mis aventuras por el Camino a través de un blog, espero que la experiencia sea enriquecedora para todos y trataré de responder a todos vuestros comentarios.

Sólo llevo el móvil y la aplicación de Blogger para facilitarme escribir los artículos, así que no esperéis grandes lujos ni diseños espectaculares. Básicamente un blog del Camino, escrito durante el Camino. 

Para empezar, os dejo un video musical (voy a tratar de incorporarlos a las entradas con bastante frecuencia). A caminar 500 millas se ha dicho...



lunes, 12 de agosto de 2013

Historias del Camino

Estos años he hecho por encontrar y leer libros y novelas inspirados o ambientados en el Camino de Santiago. Aquí os detallo los que he leído hasta la fecha:
  • Iacobus - Matilde Asensi (novela histórica), la primera novela que leí inspirada en el Camino de Santiago y con el trasfondo del tesoro de los templarios.
  • Peregrinatio - Matilde Asensi (novela histórica), con los mismos personajes que Iacobus, pero un relato más cercano al propio Camino y menos novelesco.
  • El Jardín de la Oca - Toti Martínez de Lezea (novela histórica), novela en la los personajes van descubriendo el Camino de Santiago a través del mítico juego de la oca.
  • El Secreto del Peregrino - Harris Peter (novela histórica), un alquimista francés en busca del secreto de la eterna juventud en el Camino de Santiago.
  • Bueno, Me Largo - Hape Kerkeling (diario del Camino), un famoso cómico alemán se embarca en el Camino de Santiago tras encontrar una guía en una librería. Descacharrante es su ascensión desde Saint Jean hasta Roncesvalles.
  • The Year We Seized The Day - Elizabeth Best y Colin Bowles (diario del Camino), no encontré versión en español de estos dos escritores australianos enfrentados a sus demonios en el Camino de Santiago, pero es de lo mejor que he leído sobre el Camino. En 2004 ya había problemas con autobuses llenos de turistas en Galicia.

¿Cuáles habéis leído vosotros? ¿Qué me recomendáis que lea?

La Teoría de Ornstein

La Teoría de Ornstein sobre la percepción del tiempo establece que la atención de nuestro cerebro se divide entre dos procesadores: uno de para el procesamiento de información y otro para la percepción temporal. Cuánto más hacemos trabajar al procesador de información, menos dedicamos a la percepción temporal y viceversa. Básicamente, cuánto más pensamos en otras cosas, más sensación de que el tiempo pasa rápido tenemos.

Hace tres semanas publiqué mi primera entrada en este blog, pero parece que hayan pasado tres meses, y todavía me queda por delante toda una semana antes de subirme al tren que me lleve hasta Canfranc. Tendría que repasar la Teoría de Ornstein, porque creo que si el procesamiento de información se centra en el tiempo que queda para que ocurra algo, entonces se ralentiza de manera exponencial.

AtribuciónSin obras derivadas Algunos derechos reservados por Stuart Chalmers
Esta es la lista de cosas que he hecho para intentar matar el tiempo durante estas tres semanas:

  • Preparar la mochila con todos los elementos necesarios. Esto ha incluido pesar todos los elementos y discriminar entre unos y otros en función del peso.
  • Comprar el billete de tren que me lleve hasta Canfranc Estación. Tuvo su aquel de misterio, puesto que Renfe decidió no hacer público el AVE Madrid-Zaragoza del día 19 hasta la semana pasada.
  • Repasar el contenido del botiquín y sustituir los medicamentos caducados por nuevos. Esto de usar el botiquín de año en año es lo que tiene.
  • Minimizar el neceser a lo mínimo imprescindible para poder ducharme y afeitarme, sin lujos.
  • Comprar un bordón nuevo, lo cual me ha permitido conocer una tienda nueva en el centro de Madrid, la Espartería de Juan Sánchez, en plena Cava Baja del barrio de La Latina.
  • Recoger la credencial del peregrino en la Asociación de Amigos de los Caminos de Santiago de Madrid, y comprobar, tantos años después ya que últimamente la solía recoger en León, que siguen dando la charlita previa, lo cual me parece muy bien.
¿Qué me falta? En la lista de pendientes, me queda conseguir un mechero y hacer y deshacer la mochila tres o cuatro veces para asegurarme de que no me falta nada.

Creo que no va a a ser suficiente y Ornstein se burlará de mí mientras miro como el segundero del reloj parece haberse quedado congelado.

viernes, 9 de agosto de 2013

Diez gramos en la mochila

No puedo evitarlo. A diez días de irme a los Pirineos para empezar el Camino estoy en pleno proceso de revisión del contenido de la mochila. Todos los elementos de la mochila están en cuatro grandes categorías:
  • Sí hay que llevarlo.
  • No hay que llevarlo.
  • Me gustaría llevarlo.
  • ¿Para qué llevo esto?
El factor determinante es el peso y, como si se tratara de un coche de fórmula 1 en el que se pesan todas y cada una de las piezas, entre una camiseta de 127 gramos y una de 129 gramos, la decisión está clara.

Ya compartí en una entrada previa, la lista de cosas que me iba a llevar, y ahora toca afinar un poco, elegir los elementos más ligeros, descartar el bote de 2 litros de gel de baño del neceser, sustituir el camping gas portátil por un mechero, cortar la pastilla de jabón por la mitad y luego llevarse sólo un cuarto, saco confort +15 o sábana-saco.

Recuerdo que el año que más peso recorté fue cuando me operé la vista. Adiós al líquido de las lentillas, el estuche de las lentillas y a las gafas. Menuda liberación. Todavía tengo pesadillas al pensar en el año que me dejé el neceser en un albergue con mi pequeño bote de líquido de lentillas y tuve que cargar por todo Lugo con el bote de medio litro que tuve que comprar en Mondoñedo.

En esas estaba, cuando vi encima del escritorio la credencial y tuve que hacerlo. La puse en la báscula: Diez gramos. Sólo diez gramos. Probablemente gane algunas micras con cada sello y casi seguro que este año necesite una segunda credencial para el tramo final. A las malas, llegando a Santiago serán 22 gramos.

¿Y si sólo llevara en la mochila la credencial?

domingo, 4 de agosto de 2013

Compostella, anno Domini MXIII

Desde la invasión y destrucción de Compostela, hacía ya quince inviernos por el vil Almanzor y su ejército de moros, no había visto nada tan exótico. Parecía una persona, una persona tremendamente asustada. Y lo más sorprendente es que portaba una vieira de peregrino.

En sus muchos años había visto llegar al sepulcro del Apóstol peregrinos de todo tipo, región y clase social. Pero lo que estaban viendo sus ojos superaba con creces a todos ellos y lo mismo le estaba ocurriendo a todos los habitantes que dejaban sus quehaceres diarios para observar el espectáculo.

El "peregrino" había reducido su ritmo al andar, sus rítmico crunch, clac, crunch, clac con el que se acercaba al templo se fue reduciendo al dejar de mover los dos apéndices metálicos que sujetaba con las manos y empezaba a arrastrar los pies estupefacto.


Con un rápido movimiento se desembarazó del extraño zurrón en colores azul y verde que llevaba tan perfectamente acoplado a la espalda que parecía una joroba. Se quitó el extraño sombrero con una flecha amarilla dibujada y que sólo tenía ala en la parte delantera, se secó la cara con un pequeño trozo de tela fina y roja tras desatarlo del cuello y dijo algo que sonó claramente como una maldición.

La curiosidad pudo más que el miedo y se acercó, junto con su bastón de nudos favorito, al extraño personaje que se había sentado en su zurrón y miraba incrédulo en todas direcciones. Llevaba un calzado extraño, completamente cerrado y con un intrincado dibujo en la suela, las medias eran del color de las naranjas, y se adherían como una segunda piel a su tobillo.

El resto del atuendo no era menos peculiar, una camisola negra con extraños dibujos de lo que parecían pequeñas ovejas y lobos y unos calzones con grandes bolsillos por todo el extraño tejido.

Al acercarse, el extraño alzó la mirada y sonrió con unos perfectos dientes blancos. "Ultreia" dijo con un extraño acento que recordaba vagamente al de los peregrinos venidos de tierras de Castilla. "Et suseia" contestó devolviendo la sonrisa al extraño.